Esto considerando que, en algunas industrias, casi el 70% de las horas de capacitación están relacionadas con programas mandatorios por cumplimiento o por políticas internas de manejo de riesgo. Esta situación suele generar al menos tres problemáticas.
La primera de ellas es la de la efectividad del aprendizaje online, considerando que la mayoría de las grandes empresas lo prefiere para esta temática. En este tipo de iniciativas es común apreciar que los participantes presten más atención al botón “siguiente” que al contenido, el cual muchas veces es considerado demasiado extenso y poco atractivo. En particular, creemos que este aspecto ha afectado a que una percepción negativa se extienda hacia los cursos e-Learning en general.
La segunda problemática está relacionada con el número y prioridad de las acciones de capacitación afines con cumplimiento y el conflicto que esto genera con otras iniciativas de formación, en el sentido de competir por un bien muy escaso: el tiempo que los colaboradores tienen para capacitarse.
En un contexto de negocios donde la productividad manda, es siempre un desafío negociar los tiempos para capacitar a las gerencias y áreas cliente. A lo anterior se suma que los programas de cumplimiento hay que hacerlos sí o sí, por lo que es frecuente ver como otras iniciativas estratégicas quedan postergadas.
Vinculada a las dos problemáticas anteriores, observamos una tercera: gestionar en forma estratégica a los diferentes stakeholders vinculados a los programas de cumplimiento. Por una parte están las áreas de cumplimiento que frecuentemente demandan que las acciones de capacitación incorporen una alta cantidad de contenidos, lo que muchas veces entra en conflicto con el crear experiencias de aprendizaje significativas. Por otro lado están los colaboradores (en muchos casos toda la organización) que deben hacer estos programas en periodos determinados de tiempo para que la organización esté en regla, lo cual requiere movilizar a muchas personas.
Para abordar las problemáticas planteadas sugerimos que los profesionales en formación y desarrollo consideren:
- Privilegiar formas creativas y sintéticas para abordar los marcos regulatorios, incorporando técnicas de aprendizaje adecuadas, a fin de reforzar las conductas que a la organización le importan, más allá de la mera realización del curso.
- Identificar la conexión entre los requisitos regulatorios y los objetivos estratégicos de la organización, facilitando las relaciones que existen entre el cumplimiento de los marcos regulatorios y la alta performance en el día a día de los negocios.
- Reconocer cómo “gamificar” sus acciones de capacitación, sin importar lo árido o técnico de los contenidos. Esto es, generar experiencias dentro de un contexto de juego.
- Diseñar estrategias para gestionar a los stakeholders vinculados a sus programas de formación en cumplimiento, teniendo en cuenta tanto su proceso de producción como el de su ejecución.
Confiamos en que más de una de estas recomendaciones les será de utilidad para convertir las problemáticas presentadas en oportunidades para agregar valor a la organización y distinguir la práctica de formación y desarrollo.